Colaboración militar binacional ante contingencias naturales en el bajo río Bravo / Grande

A pesar de la retórica anti-mexicana del presidente estadounidense, Donald Trump, ambos países han continuado fortaleciendo su colaboración en diversos ámbitos, como el transporte de energía, el procesamiento aduanal y la infraestructura fronteriza (ver Newsletter, núm.4/05, núm.4/24, núm.5/09 y núm.5/25). En esta dirección, en octubre de 2019 los ejércitos de ambos países llevaron a cabo el primer simulacro conjunto de contingencias naturales, realizado en Reynosa y Matamoros, bajo el nombre de “Fuerzas Amigas 2019”.

Fuerzas Amigas 2019

En el marco de colaboración entre la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la U.S. Army (“Fifth Army Inter-American Relations Program”, creado en 1956), durante los días 21-25 de octubre de 2019 ambos ejércitos llevaron a cabo un ejercicio de simulacro de contingencia. Se trata de la primera vez que realizan este tipo de ejercicio, y se prevé que en un futuro se desempeñen otros en distintos lugares de la frontera.

fot1
Ejercicio “Fuerzas Amigas”: análisis de Matamoros (octubre 2019)

Del lado mexicano, participaron 140 oficiales y soldados de la IV Región Militar, con sede en Monterrey, Nuevo León, y de la 8ª Zona Militar, con sede en Reynosa; del lado estadounidense, 40 oficiales y soldados de la U.S. Army North (ARNORTH), con sede en San Antonio, Texas. De acuerdo a la información difundida por la Sedena, los objetivos eran a) mejorar la coordinación entre México y Estados Unidos para resolver situaciones de riesgo ante desastres naturales que afecten a la población civil de ambos países y b) obtener experiencias para mejorar los operativos de auxilio a la población civil y la aplicación del mexicano Plan DN-III-E (Plan de Auxilio a la población civil en casos de desastre) y del estadounidense Task Force 51.

Ejercicio

El ejercicio se realizó en Reynosa, en las instalaciones de la 8ª Zona Militar, y en Matamoros, cerca del río Bravo, en la zona federal, en las inmediaciones de la colonia Rafael Ramírez. Las fuerzas armadas de ambos países debieron instalar un campamento, un centro de comunicaciones móvil y un puente militar metálico desmontable, mediante el cual poder hacer llegar ayuda de un lado a otro. Se pusieron en práctica diversas tareas: a) búsqueda y rescate de personas; b) potabilización y distribución de agua; c) preparación y distribución de alimentos; d) construcción de puentes provisional; y e) otorgamiento de consultas médicas.

foto2
Ejercicio “Fuerzas Amigas” en Matamoros (octubre 2019)

Huracanes

El ejercicio se realizó bajo el escenario hipotético del paso de un huracán categoría 5 por la región transfronteriza del Bajo Bravo-Rio Grande Valley, que haría colapsar los puentes internacionales entre Matamoros y Brownsville. La elección de este lugar se debe a que se trata de dos ciudades con una importante dinámica transfronteriza y a la vez altamente vulnerables a eventos hidrometeorológicos e inundaciones por crecimiento del río. De hecho, la colonia Rafael Ramírez es un asentamiento irregular dentro del área de inundación del río Bravo, cuyos habitantes han abierto el bordo de protección.

Desde que existen registros históricos precisos (desde 1924), en esta región no ha impactado un huracán de categoría 5; solo 3 huracanes alcanzaron esta categoría, pero la habían perdido al momento de tocar tierra (categoría 3): Cuba-Brownsville (1933), Beulah (1967) y Allen (1980). De estos, el huracán Beulah tuvo el mayor impacto y en su momento no hubo ningún tipo de coordinación entre ambos países, si bien supuso un punto de inflexión para la futura colaboración binacional ante los desastres naturales.  Así, por ejemplo, en 1970 México y Estados Unidos acordaron la creación de dos bordos de protección fluvial, uno a cada lado del río: desde aguas arriba de Reynosa hasta aguas abajo de Matamoros, en el lado mexicano, y desde Peñitas hasta aguas abajo de Brownsville, en el estadounidense. El bordo fue construido y es mantenido por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) / International Boundary and Water Commission (IBWC).

foto3
Ejercicio “Fuerzas Amigas” en Matamoros (octubre 2019)

mapa.png

Versión en PDF: NewsletterBB-RGV_Vol 6_Num 30

 

Brownsville: conflicto por el cambio de nombre de una calle

En una muestra de las disputas por el espacio público (ver, por ejemplo, Newsletter, núm.6/07), en mayo de 2019 la Comisión de la Ciudad de Brownsville (CC) decidió cambiar el nombre de una calle del downtown (East Fronton Street por McNair Family Drive) para honrar una familia local de empresarios sin contar con la opinión de los vecinos. Posteriormente los vecinos intentaron sin éxito revertir la decisión.

Argumentos

El nuevo nombre fue propuesto por un amigo de la familia McNair con el fin de honrar esta familia. Desde los años 1920 los McNair tiene varios negocios y almacenes en la calle, que en su mayoría actualmente rentan; de hecho, la familia es propietaria de 34 (de los 144) lotes urbanos. Asimismo, el representante de la familia, Harry McNair, añade que “Fronton” “no significa nada”: no existe documentación sobre el origen y significado de esta denominación, y ni se sabe con certeza si se trata de una palabra en español o en inglés.

Por el contrario, los favorables al nombre original argumentan que se trata de un topónimo histórico –aunque se desconozca su origen– y que es el único en español en el downtown; que la familia McNair ya tiene dedicado un parque, también en el dowtown; que el cambio supone costos económicos (por la necesidad cambiar toda la documentación); y que el cambio ocasiona confusiones, algunas graves (por ejemplo, el caso de una ambulancia que no localizaba la calle).

foto 1
Uno de los edificios de McNair & Company, en la calle McNair Family (noviembre 2019)

Irregularidades

El cambio de nombre fue aprobado por la CC en su sesión de mayo de 2019. Como se supo después, el proceso estuvo lleno de irregularidades. Antes de la sesión, la CC tenía que enviar avisos y visitar a todos los residentes informando de la propuesta de cambio para que emitieran su opinión: 1) varios vecinos nunca recibieron el aviso ni la visita; 2) los avisos solo estaban redactados en inglés (la mayoría de la población es adulta con escaso dominio de esta lengua). Asimismo, en la sesión se tenía que contabilizar los apoyos y rechazos recibidos por correo, debidamente firmados: 3) se admitieron 12 rechazos, descartando varios por distintos motivos, pero 4) se admitieron apoyos que no estaban firmados (26 de 45) y otros que solo llevaban el sello de McNair & Company (15 de 45).

Cambio de normas

Posteriormente al cambio del nombre, en julio la CC aprobó un nuevo reglamento para la denominación de las calles. En el caso de cambio de nombres, se estableció que la solicitud tiene que estar respaldada por la firma de no menos del 75% de todos los propietarios, entre otros aspectos.

Reacción

Paralelamente, en julio se organizó un grupo de vecinos para recoger firmas para que se regresara el nombre original. El grupo presentó ante la CC, en la sesión de agosto, las firmas (46) y defendió el valor histórico del nombre original, a la vez que denunció las irregularidades que se habían cometido en mayo. Para sorpresa de los vecinos, la CC rechazó la solicitud argumentando que no se cumplían los requisitos del nuevo reglamento.

Procedimiento

Así, siguiendo el nuevo reglamente, durante los meses de agosto y septiembre el grupo de vecinos consultó a todos los propietarios (incluyendo quienes viven fuera de la ciudad), de lo que resultó un 88% de firmas favorables al nombre original. Con estas firmas presentaron una nueva solicitud para que la CC la discutiera en la sesión de octubre. Sin embargo, la CC no la admitió, ya que –argumentó– no se había presentado con la antelación suficiente. Paralelamente, en octubre la familia McNair también procedió a recoger firmas para solicitar que se mantuviera el nuevo nombre.

Se previó que ambas solicitudes se discutieran en la sesión de noviembre, pero la CC señaló que había detectado 6 propietarios que aparecían tanto entre los firmantes favorables de East Fronton como de McNair Family. Después de consultar con los 6 propietarios, que prefirieron el nombre original, en diciembre la CC votó de nuevo. Se decidió mantener McNair Family (por 4 votos contra 3), a pesar de que más del 75% de los propietarios se manifestaron favorables a East Fronton.

foto2
Rotulación con el nuevo nombre (agosto 2019)

papa new.png

Versión en PDF: NewsletterBB-RGV_Vol 6_Num 29

 

Acciones contra la pesca ilegal mexicana en aguas de Estados Unidos

Uno de los conflictos fronterizos entre los Estados Unidos y México es la pesca “ilegal, no declarada y no reglamentada” (IUU, por sus siglas en inglés) por parte de pescadores de Tamaulipas en aguas estadounidenses, tanto en el río Bravo / Grande como en el golfo de México (ver Newsletter, núm.4/16 y núm.6/05). En los últimos años las autoridades estadounidenses han emprendido varias medidas para frenarla y, ante su presión, las mexicanas también, especialmente en los puertos de Matamoros (Playa Bagdad y Las Higuerillas / Mezquital), los más cercanos al límite fronterizo marítimo.

Pesca ilegal mexicana

En México el sector pesquero comercial está escasamente regulado, a lo que se suma la operación de los pescadores al margen de la ley y la corrupción e incapacidad de las autoridades. Además de la pesca ilegal en aguas de Estados Unidos, otras problemáticas son la existencia de puntos de descarga ilegales, la sustitución de productos (venta de especies distintas a lo etiquetado), la comercialización de especies protegidas, el uso de artes de pesca prohibidas y la sobreexplotación de ciertas especies.

Según estimaciones de la U.S. Coast Guard (USCG), en la zona económica exclusiva (ZEE) de Estados Unidos en el golfo de México se producen anualmente más de 1,100 entradas ilegales de lanchas procedentes de México. No obstante, las interceptions (avistamiento visual en el mar o por aire) de la USCG solo son un 12% de aquella cantidad (ver tabla).

La pesca ilegal es un negocio muy lucrativo, especialmente en lo que se refiere a las especies comerciales más caras, como el huachinango (red snapper). La USCG estima que diariamente cada embarcación en la ZEE captura en promedio 800-1,200 libras (363-544 kg) de huachinango, que en el caso de lanchas más grandes asciende a 3,000 libras (1,361 kg). El huachinango se vende, no en el mercado mexicano sino que, a través de la importación legal, en el estadounidense, donde se obtienen mayores ganancias.

foto 1
Detención de una lancha mexicana por la US Coast Guard, de la estación de South Padre Island, en la ZEE de Estados Unidos

Acciones de Estados Unidos

Ante la pesca ilegal (y el negocio fraudulento que supone y las afectaciones al medio ambiente), se han tomado distintas medidas. El gobierno federal a través de varios departamentos (State, Homeland Security y Commerce) y agencias, entre las cuales la USCG y la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA); y el gobierno de Texas a través del Texas Game Wardens. En esta dirección, en el periodo 2015-2019 la USCG ha aumentado la cantidad de interdictions (detención e incautación) (ver tabla).

cuadro

En 2015 el gobierno estadounidense exigió al mexicano tomar las medidas correctivas apropiadas, que desoyó. Ante la ausencia de respuesta mexicana, en 2017 la NOAA otorgó una certificación negativa a México, lo que llevó a denegar a los barcos pesqueros con bandera mexicana atracar en los puertos estadounidenses del golfo de México y a amenazar a México con un embargo internacional.

Acciones de México

Ante la presión de Estados Unidos, en 2017 el gobierno mexicano comenzó a aplicar acciones para frenar la pesca ilegal en aguas estadounidenses. Por ello, en septiembre de 2019 la NOAA otorgó una certificación positiva a México, aunque la NOAA considera que todavía no hay resultados contundentes y que la actividad ilícita continúa. Sin embargo, se valora que las medidas tomadas suponen un cambio importante y el inicio de la resolución del conflicto.

Las medidas emprendidas, a través de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) y de la Secretaría de Marina (SEMAR), incluyen:

  1. a) la aplicación de multas económicas contra los dueños de las embarcaciones capturadas en Estados Unidos y contra las cooperativas de las que forman parte;
  2. b) la cancelación de los subsidios para motores y combustible para las embarcaciones capturadas;
  3. c) la instalación de dispositivos de monitoreo satelital en las embarcaciones de los puertos de Matamoros para rastrearlas mejor; y
  4. d) la inspección y vigilancia preventiva en los puertos de Matamoros, incluyendo la presencia permanente de 2 oficiales federales de pesca en Playa Bagdad.

Con relación a esta última, en octubre de 2019 CONAPESCA y SEMAR, junto con la Secretaría de Pesca y Acuacultura de Tamaulipas y la Capitanía de Puertos de Matamoros, llevaron a cabo un nuevo operativo de inspección en Playa Bagdad. Durante el operativo se verificaron las embarcaciones y la procedencia de sus capturas (especialmente de huachinango), y se recordó a los pescadores que no deben cruzar la línea fronteriza marítima y que deben regularizar su actividad.

foto 2
Operativo de la SEMAR en Playa Bagdad contra la pesca ilegal en Estados Unidos (octubre 2019)
foto 3
Operativo de la SEMAR en Playa Bagdad contra la pesca ilegal en Estados Unidos (octubre 2019)

mapa definitivo.png

Versión en PDF: NewsletterBB-RGV_Vol 6_Num 28