En la ciudad de Reynosa, en los sectores sur-oriente y oriente, existen estanques de origen antrópico, conocidos popularmente como “calicheras”: minas a cielo abierto de caliche abandonadas e inundadas. Varias calicheras se han integrado en la mancha urbana debido al crecimiento, y actualmente suponen un riesgo para la población asentada a su alrededor. En varias ocasiones se han formulado propuestas de gestión de estos espacios.
Calicheras
Si bien hay algunas calicheras más antiguas, la mayor parte es fruto de la explotación minera iniciada en los años 1970 para responder a las necesidades de la expansión urbana de la propia ciudad (arena y cal para mortero y roca para el revestimiento de las calles). Una vez abandonadas, las calicheras se utilizaron para almacenar los escurrimientos de agua durante la temporada lluvias y aliviar los riesgos de inundación de la ciudad. Asimismo se convirtieron en espacios naturales para nadar y bañarse. Progresivamente el crecimiento urbano alcanzó la zona de las calicheras (unas 12), donde empezó a verterse aguas residuales y residuos sólidos, a la vez que también a ser colmatadas. La explotación del caliche continúa en el sector oriental, en las cercanías del puente internacional Reynosa-Pharr, donde existen nuevas calicheras cubiertas de agua.
Presión urbana, contaminación y colmatación
Un ejemplo es la calichera ubicada en la colonia Pedro J. Méndez. Originalmente este lugar formaba parte del ejido El Banco, donde hace 20-30 años los ejidatarios vendieron los terrenos para la construcción de viviendas. La calichera mide cerca de 525 m en su parte más ancha y tiene una profundidad máxima de 15 m. Por los continuos vertidos de aguas residuales el estanque se fue volviendo insalubre; también se utiliza como basurero clandestino (residuos domésticos, animales muertos, muebles, llantas, etc.). Asimismo, desde hace unos 10 años algunos colonos en el lado sur de la calichera empezaron a colmatarla con escombro para ampliar sus propiedades (algunos ya han ganado más de 100m2). Otro grupo de colonos solicitó, de momento infructuosamente, que se descara y rellenara para construir un gran parque o plaza.
Riesgos
Existen 3 riesgos principales para la población aledaña: 1) a causa de los vertidos y los residuos, las calicheras se han convertido en focos de infección; 2) por falta de desagüe y a causa de la colmatación ha aumentado el riesgo de desborde de las calicheras y, por lo tanto, de inundación de las colonias; y 3) dado la proliferación de mosquitos en las aguas estancadas, ha aumentado el contagio de enfermedades transmitidas por aquéllos (dengue, zika, etc.).
Por otra parte, la fauna y flora de las calicheras también está amenazada, tanto por la contaminación y colmatación como por plagas. En este último sentido se ha determinado que están “infestadas” de pez diablo (Hypostomus plecostomus), una especie invasora originaria de América del sur, actualmente muy extendida en lagunas y ríos de México y que se ha convertido en depredadora.
Gestión
No existe ninguna política de gestión de estos espacios, más que algunas acciones y propuestas aisladas realizadas a raíz de eventos de riesgo. Así, en época de lluvias y ante el riesgo de inundación la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Comisión Municipal del Agua Potable y Alcantarillado (COMAPA) bombean agua de las calicheras hacia el canal Rodhe, que atraviesa el sector suroriental de la ciudad, tal y como realizaron en noviembre de 2016. En esta misma dirección, después de que en enero de 2017 se desbordara la calichera de la colonia Balcones de Alcalá, el Ayuntamiento de Reynosa y la COMAPA anunciaron la construcción de un dren hidráulico de concreto de 2.5 km que conecta las calicheras de aquella colonia con el canal; la obra se concluyó en febrero de 2018.
Afortunadamente el enfoque hacia las calicheras puede estar cambiando. Dentro del plan “Unidos por Reynosa” (ver Newsletter, núm.4/31), iniciado en septiembre de 2017, se incluyó un proyecto a mediano plazo de saneamiento y de transformación en espacios deportivos, de recreación y de convivencia familiar, lo que para el Gobierno del Estado de Tamaulipas, contribuiría a un mejor gestión ambiental y a la reconstrucción del tejido social de la ciudad. En este sentido, en el marco de la 2ª fase del plan, en febrero de 2018 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente y la Secretaría de Bienestar Social del estado encargaron un estudio previo de carácter topográfico, hidrológico y ambiental. En función de los resultados se procederá, en primer lugar, a los trabajos de limpieza y saneamiento, y posteriormente –si se cumplen los requisitos de viabilidad– la ejecución de varias obras: muros de contención y drenaje, y construcción de los espacios de esparcimiento y recreación.
Versión en PDF: NewsletterBB-RGV_Vol 5_Num 14
Bajo Bravo - Rio Grande Valley 